Por suerte, en los momentos verdaderamente críticos, siempre han existido seres un poco especiales que portaron el clamor de la especie hasta los espacios profundos, para volver de allí con los poderosos soplos de la Bondad y de la Sabiduría, vaciando así el centro de las nubes de ilusión, reavivando la llama del Propósito.
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