2. En este paisaje humano, conozco mi camino. ¿Qué pasará si nos
cruzamos en dirección opuesta? Yo renuncio a todo bando que proclame un ideal
más alto que la vida y a toda causa que, para imponerse, genere sufrimiento.
Así es que, antes de acusarme por no formar parte de facciones, examina tus
manos. No sea que en ellas descubras la sangre de los cómplices. Si crees que
es valiente comprometerte con aquéllas ¿qué dirás de ése al que todos los
bandos asesinos acusan de no comprometerse? Quiero una causa digna del paisaje
humano: la que se compromete a superar el dolor y el sufrimiento.
3. Niego todo derecho a la acusación que provenga de un bando en
cuya historia (cercana o lejana), figure la supresión de la vida.
4. Niego todo derecho a la sospecha que provenga de aquellos que
ocultan sus sospechosos rostros.
5. Niego todo derecho a bloquear los nuevos caminos que necesita
recorrer el ser humano, aunque se ponga como máximo argumento a la urgencia
actual.
6. Ni aún lo peor del criminal me es extraño. Y si lo reconozco en
el paisaje, lo reconozco en mí. Así es que quiero superar aquello que en mí y
en todo hombre lucha por suprimir la vida. ¡Quiero superar el abismo!
Todo mundo al que aspiras, toda justicia que reclamas, todo
amor que buscas, todo ser humano que quisieras seguir o destruir, también están
en ti. Todo lo que cambie en ti, cambiará tu orientación en el paisaje en que
vives. De modo que si necesitas algo nuevo, deberás superar lo viejo que domina
en tu interior. ¿Y cómo harás esto? Comenzarás por advertir que aunque cambies
de lugar, llevas contigo tu paisaje interno.
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