Este principio es de grandes concecuencias porque lleva a una apertura, a una comunicación positiva con los otros seres humanos. Sabemos que el encerramiento en uno mismo, genera problemas más o menos graves. El llamado "egoísmo" puede reducirse precisamente a un problema de encerramiento y falta de comunicación. El Principio otorga importancia al hecho de ir positivamente a los otros y complementa al Principio anterior que recomienda: «no perjudiques a otros», pero la diferencia entre ambos, es grande. La enseñanza sobre la acción solidaria es una de las más antiguas de la humanidad.
Veamos el siguiente caso.
Un discípulo preguntó a Confucio: "¿Cuál es el hombre bueno?"
El maestro respondió: "Puedes llamar hombre bueno al que ves por sus acciones buenas. Si un gobernante se desvive por su pueblo y sólo hace por él, puedes llamarlo bueno. Pero más que bueno es santo aquel que se fortalece primero en el conocimiento y luego lo da a otros. Aquel que hace con otros aquello que quisiera que hicieran con el. Por ello, sin ser gobernante cualquier súbdito puede ser santo en su medida y esto no depende de su rango ni de sus posesiones".
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